martes, 24 de enero de 2017

El Estudio de la Torah | Proyecto Jai

El Estudio de la Torah | Proyecto Jai













El Estudio de la Torah


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Posted on noviembre 08, 2016


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LA GRANDEZA DE LA TORA

Enseña el Rebe Najmán: “La Torá es más grande que todo e incluye a todo. Es más grande aún que la profecía” (Tzaddik #421).
El estudio de la
Torá es un requisito necesario para alcanzar el temor al pecado. Pero el
temor al pecado debe preceder al estudio analítico de la Torá (The
Aleph-Bet Book, Limud A: 47).
El estudio con dedicación se eleva más alto que el cumplimiento de las mitzvot (The Aleph-Bet Book, Limud A: 33).
El Rebe
Najmán estaba hablando con alguien respecto al estudio de la Torá. “¿Por
qué no estudias?” le dijo, “¿Qué puede perder? Dios mismo estudia la
Torá cada día. ¡Gracias al estudio de la Torá podrás merecer el Mundo
que Viene! (Rabbi Nachman’s Wisdom #17, ver Avoda Zara 3b).
Bien conocida es
la compasión que la gente siente por aquellos carentes de las cosas
mundanas. Todos pueden atestiguar sobre la piedad que la gente siente
por aquellos hambrientos y desamparados o que sufren serios problemas.
Es bien conocida la reacción de la gente frente a una persona sin ropas o
calzado. Pero la compasión por lo carentes en el Mundo que Viene es una
piedad mucho mayor. Si la persona carece de vestimenta en este mundo,
otros pueden hacer una colecta y comprarla para él. Este tipo de piedad
es imposible de practicar en el Mundo que Viene. Allí, las únicas
vestimentas que uno necesita son la Torá y las mitzvot. Feliz de aquél
que puede “comer” muchos capítulos de la Mishná, “beber” versículos de
los Salmos y “vestirse” con algunas mitzvot (Rabbi Nachman’s Wisdow
#23).
Debemos saber que hay
recintos de Torá. Aquel que tenga el privilegio de entrar en esos
recintos y descubrir pensamientos originales de la Torá, verá que estas
cámaras no tienen límite. Y estando allí, podrá acumular magníficos
tesoros. ¡Afortunado es él! (Likutey Moharan I, 245).
El estudio de la Toráh trae paz (The Aleph-Bet Book, Limud A: 75).

COMO ESTUDIAR
Trate
de recorrer todos los libros sagrados en el curso de su vida. Habrá
visitado así cada uno de los lugares de la Toráh. Al llegar al Mundo que
Viene podrá hablar de sus muchos “viajes” y “paseos”, de la misma
manera que la gente adinerada se vanagloria de los lugares exóticos que
ha visitado. Estudiando todos
los libros de la Torá podrá decir: “Estuve en este libro, me quedé un
tiempo en ese conjunto de escritos” (Rabbi Nachman’s Wisdom #28).
No se amedrente ni
desanime frente a todo lo que hay para aprender. Y aunque olvide lo que
ha estudiado, tampoco desespere. Enseña nuestros Sabios que en el Mundo
que Viene la persona recordará todo lo que estudió. Acostúmbrese a verse
como un jornalero asalariado que recibe su paga por volcar agua dentro
de uno barriles perforados. La persona tonta dirá: “¿Para qué perder mi
tiempo?” Pero el sabio dirá:   “Me
pagan por día. ¿Qué me importa si lo barriles se llenan por no? A mí me
pagan por echar agua dentro.” De la misma manera, la persona que
estudia Torá es recompensada por el tiempo que invirtió en el estudio y
no por aquello que recuerda (Rabbí Nachman’s Wisdow #26; ver VaYikra
Raba 19:2).
El estudio de la Toráh
es de una importancia incuestionable. De hecho, “Es tu vida…”
(Deuteronomio 30: 20). (De lo contrario no nos sería tan difícil cumplir
con esta Mitzvá tan grande). Es muy importante reconocer el supremo
valor del estudio de la Torá que estar conscientes de las barreras que
existen y que deben ser superadas por todo aquel que desee entrar al
maravilloso y majestuoso mundo de la Torá. En este capítulo trataremos
las enseñanzas del Rebe Najmán respecto a cómo alcanzar el estudio de la
Torá, que estudiar y de quien tomarlo.

Mediante la plegaria. Tal
como mencionamos el capítulo anterior, podemos ver a través de las
acciones del Rabí Nejunia, la importante conexión que existe entre la
plegaria y el estudio de la Torah. Alguien le preguntó al Rebe Najmán
respecto a ciertas devociones en el servicio a Dios. El Rebe le
recomendó el estudio de la Toráh. Cuando el hombre le objetó: “¡Pero yo
no sé, estudiar!”, el Rebe le contestó: “¡Eleva una plegaria¡ Con la
plegaria todo es posible. El bien más grande puede obtenerse mediante la
plegaria” (Likutey Moharan II, 111).
El primer paso en el
estudio de la Toráh es orar por ello. Orar a Dios, rogarle, pedirle a El
que le otorgue el privilegio de estudiar la Toráh y que lo ayude a
comprender aquello que estudie. Como enseña el Rebe Najmán: “Uno debe
orar con fervor e implorar poder llegar a comprender la Toráh” (Likutey
Moharan I, 21:8).
El mismo Rebe hacia
esto. Cuando comenzó a estudiar la Mishná, la encontró imposible de
comprender. Lloró y se afligió hasta que fue capaz de comprenderla por
sí mismo. Más tarde le sucedió lo mismo al estudiar el Talmud.
Nuevamente lloro con amargura hasta que tuvo el mérito de comprender. Y
esto se repitió con el estudio del Zohar y los escritos del Ari. Alcanzó
la comprensión luego de orar, pedir y llorar (Rabbi Nachman’s Wisdom
p.9).

Esfuerzo y dedicación.  Cierta
vez Rebe Najmán estaba discutiendo el tema de la impresión de libros de
la Toráh, cosa que se había generalizado en esa época. Todo el mundo
estaba comprando libros para tener en su casa. Dijo el Rebe: Nuestros
Sabios dijeron que llegaría un tiempo en que la Toráh seria olvidada por
lo Judíos (Shabat 138b). Pero ahora se imprimen y venden cantidad de
libros y la gente forma sus propias bibliotecas. Dado que hasta un
simple trabajador posee libros, la Toráh no se olvida. Pero lo que la
gente no comprende es que esos libros no significan nada si no se les
abre y estudia. (Rabbi Nachman’s Wisdom #18).
Por lo tanto, el
segundo paso en el estudio de la Toráh es la dedicación y el esfuerzo.
Uno debe abocarse a ello. No es suficiente comprar libros y exponerlos
en la biblioteca. La devoción y la dedicación son absolutamente
necesarias. Una de las claves más importantes para desarrollar la
diligencia es el planearse objetivos realistas. Es bueno tener objetivos
de corto plazo y otros a largo plazo, pero sobre todo, lo importante es
que sean realizables. Apuntar hacia lo posible acrecienta el
entusiasmo; buscar lo imposible lo destruye.
Una vez que haya
determinado sus metas en el estudio de la Toráh, recuerde: debe cumplir
con ellas, no importa lo que suceda. Sea riguroso y haga todos los
esfuerzos posibles para cumplir con su plan de estudios diarios. Si está
atrasado y no puede cumplir con la cantidad que se había propuesto o su
orden diario se ve trastocado, como suele sucederle también hasta a las
personas más dedicadas, entonces termine de noche, esa misma noche.  No
importa cuán tarde se le haga, ni cuán cansado este, hágalo. Aun así es
mejor que caer por debajo de lo propuesto, y dejarlo para mañana. Saber
que está dispuesto a cumplir con un objetivo es, en sí mismo, muy
beneficioso. Cuando usted sabe que tendrá que quedarse despierto hasta
muy tarde para poder terminar su cuota diaria de estudio (especialmente
luego de un par de noche difíciles) se asegurar de llegar a tiempo o
inclusive más temprano, a sus sesiones regulares de estudio).
Aun con devoción, hay
veces que no se pueden cumplir las metas diarias. En determinadas
ocasiones, como durante Iom Kipur y Purim, cuando todos están ocupados
con la plegaria y las mitzvot propias del día,  es
imposible ocuparse del estudio como en otros días. Lo mismo se aplica a
los días fuera de lo común cuando uno debe viajar, o casar un hijo,
etc. En semejantes situaciones lo mejor es hacer lo que hacía Rabí
Natán. Rabí Natán había dispuesto diferentes planes de estudio para las
diferentes ocasiones. Por ejemplo, la cantidad de Códigos que debía
estudiar dependía de lo que le permitía el día: tanto para un día de
semana, tanto para un viernes, tanto para el Shabat, tanto para una
festividad y así es más. Cada día tiene diferente cantidad de horas
disponibles para el estudio de la Toráh: algunos días más y otros menos.
La cantidad no era un problema. Lo más importante para Rabí Natán y
para nosotros también, era mantener las metas que él mismo había
establecido y obligarse a cumplirlas (Rabí Eliahu Jaim Rosen).
Contó Rabí Natán:
“Durante mucho tiempo tuve gran dificultad con mis estudios de Toráh.
Entraba a la casa de estudios lleno de entusiasmo y con la intención de
dedicar toda mi energía a los estudios. Pero tan pronto como comenzaba,
inevitablemente algo sucedía que me distraía, me desconcentraba y me
alejaba de mis intenciones. Y no importaba cuán determinado estuviese,
cada día traía una nueva distracción y un diferente motivo. Siempre era
algo que no podía anticipar y ante lo cual estaba indefenso. Como podrán
imaginar, no paso mucho tiempo antes que tuviera los nervios de punta.
Estaba dispuesto a abandonar. Entonces le comenté mi problema al Rebe.
El me respondió que en lo que respecta al estudio de la Toráh “¡Un poco
es también bueno!” Esto cambio mi actitud por completo. Así, aunque no
llegase a estudiar tanto como lo hubiese deseado, estaba igual conforme y
contento con lo que hubiese podido lograr. De esta manera pude superar
mis dificultades con el estudio. Tomando un poco de aquí y otro poco de
allá pude llegar a ser un estudiante serio (Aveneha Barzel p.78). [Debe
tenerse en cuenta que Reb Noson ya era un erudito en Torá antes de
conocer al Rebe Najmán.]
Una de las
interpretaciones de la frase: “Ama a Dios… con todas tus fuerzas,” que
recitamos diariamente como parte del Shema es: “Y amarás a Dios…con tu
dinero” (Rashí, Deuteronomio 6:5). Y esto nos acerca otra herramienta
para acrecentar nuestra diligencia y determinación en el estudio de la
Toráh. Simplemente siempre y cuando sea posible, trate de pagar por el
estudio de la Toráh. Al pagarle a alguien para que le enseñe o estudie
con usted, de manera natural querrá obtener el máximo de su dinero. Esto
le garantizará que no será flojo en sus esfuerzos para obtener el
máximo en sus estudios. Aborrecerá perder el tiempo. De hecho, siendo
niño, el Rebe mismo utilizaba el dinero que le asignaban sus padres y el
pagaba un dinero extra a su maestro por cada adicional del Talmud que
le enseñase (Rabbi Nachman’s Wisdom p.6).
Dijo el Rebe Najmán:
“Todo aquél que haga cuanto yo le diga, de cierto que llegará a ser un
gran Tzadik. Por supuesto que cuanto más estudie más éxito tendrá”
(Tzaddik #320). 

Conocimiento amplio. Junto
con el deseo de que sus seguidores “visitasen” todos los libros
sagrados, el Rebe Najmán enfatizó también la necesidad de un
conocimiento general y extensivo de la Torá. De esta manera, el Rebe
favorecía aquél método de estudio que genera un conocimiento amplio, por
sobre aquel que desarrolla un proceso analítico. No estaba de acuerdo
con que la mayor parte del tiempo dedicado al estudio se utilice en el
análisis profundo de unas pocas páginas. Pasar meses diseccionando una o
dos páginas del Talmud puede hacer de uno algo así como un
“especialista” y aguzar nuestras facultades dialécticas, pero en última
instancia también hace que la mayoría de los alumnos ignoren la mayor
parte de los estudios talmúdicos, sin mencionar las otras áreas o peor
aún, sus Leyes.
Por lo tanto, otro
paso en el estudio de la Toráh es determinar las áreas que se intenta
estudiar, concentrándose en cubrir la mayor cantidad de terreno que el
tiempo permita. De esta manera no tendrá problemas en terminar cada
libro que encare y tendrá tiempo suficiente como para reverlo y ganar
así un conocimiento más amplio de la Toráh. De hecho ésta es la
enseñanza talmúdica (Shabat 63 a): “¡Estudia todo y luego trata de
comprender!” (Es decir, primero tome el conocimiento y después
clasifíquelo y refine su compresión)
Enseño también el Rebe
Najmán que no es necesario apurarse en rever lo aprendido. Lo mejor es
continuar con el orden del estudio. Por ejemplo, cuando termine las
Mishnaiot del tratado Berajot, en lugar de rever lo aprendido, deberá
pasar al próximo tratatado, Péa. Continuando así con un ritmo constante.
De esta manera será capaz de estudiar muchos libros sagrados y
repasarlos más adelante. (Rabbi Nachman’s Wisdom #76).


Comprender y enunciar. El
Rebe Najmán sugirió estudiar rápido, con velocidad y simpleza y no
detenerse demasiado en cada detalle. Debemos tratar de comprender cada
cosa en su propio contexto y enunciar las palabras de la Toráh a medida
que estudiamos. No hay necesidad de elucidar específicamente las
palabras a medida que avanzamos; si continuamos adelante, su significado
llegará a aclararse (Rabbi Nachman’s Wisdom #76). De esta manera, es
bueno que la persona comprenda lo que estudia en el lenguaje que mejor
entienda (Likutey Moharan I, 118). De cualquier manera, debemos trabajar
para comprender aquello que estudiamos. No es suficiente repetir las
palabras sin saber lo que ellas significan. La falta de compresión no
puede ser considerada aprendizaje. (Sijot VeSipurim p. 87, #13).
 

Continuar. ¿Qué
sucede si, aunque trate de entender el texto de manera simple y en su
contexto, no consiga comprenderlo? De la afirmación del Rebe Najmán se
desprende con claridad que lo que entonces hay que hacer es continuar.
Si estudiando, se llega a una o dos oraciones que no se comprenden o a
algún concepto que está más allá de nuestro entendimiento, no debemos
detenernos allí. Después de todo, la mayoría de los textos poseen
pasajes difíciles. Simplemente debemos marcar  el
pasaje y continuar. De esta manera, el estudio rápido le permitirá
acumular mucho material. Más tarde podrá rever por segunda y por tercera
vez todo aquello que ya ha estudiado… Y ya que ha estudiado mucho más
desde la primera vez que intentó dilucidar el texto, la próxima vez
podrá llegar a comprenderlo. Y si hay cosas que nunca llegue a
comprender, la cantidad sobrepasará el resto. (Rabbi Nachman’s Wisdom
#76).
Este método de estudio
sugerido por el Rebe Najmán es mencionado también en el Talmud y en las
obras posteriores (Avoda Zara 19 a; Orjot Tsaddikim #27; SheLaH,
Shavuot; Maharal MiPrague, Netiv HaTorah y en buena parte de los
Codificadores). También  Rabí
Natán, en su juventud, prefería este método de estudio más directo y
general. A diferencia de sus compañeros de clase quienes al ser
examinados sobre el Talmud trataban siempre de impresionar a sus
maestros buscando las dificultades y las soluciones brillantes, Rabí
Natán leía y explicaba el texto de manera simple y clara. Cuando
confesaba, a diferencia de los otros estudiantes, que no tenía ninguna
pregunta, su maestro reconocía que su recitado simple y preciso era
mucho mejor que las complicadas cuestiones planeadas por sus amigos.
(Aveneha Barzel p.3).
Cuando el Rebe Najmán
le aconsejó a Rabí Natán que estudiase Kabalá, éste le confesó que había
muchos puntos en el Etz Jaim (el tratado más importante de Kabalá del
Ari) que no llegaba a comprender. El Rebe le aconsejó que marcase cada
parte que no pudiera comprender. “La próxima vez que lo estudies, lo
comprenderás y entonces podrás borrar la marca”. Reb Noson comentó más
tarde que cada vez que repasaba el Etz Jaim esas marcas eran más escasas
(Rabí Eliahu Jaim Rosen).

Cuida tu lengua. Enseña
el Rebe Najmán: “Cada Judío es una letra de la Toráh. De manera que las
seiscientas mil letras de la Toráh equivalen a las seiscientas mil
almas Judías en la Creación. Cuando encuentres una falta en un Judío, es
como si encontraras una falta en la Toráh, haciéndola incompleta. Pero,
al no hablar en contra de otro Judío o disminuirlo y enfatizando sus
puntos buenos, también encontrarás hermosa a la Toráh, el que te llevará
a estudiar con gran dedicación”. (Rabbi Nachman’s Wisdom # 91).

QUE ESTUDIAR
El Rebe Najmán enumeró
todo lo que una persona debería estudiar por día y esta lista llenaría
una página. Uno debería estudiar lo suficiente como para que al final
del año haya completado los siguientes textos: 1) Todo el Talmud con los
comentarios de Rashí, Tosafot, Rif y Rabeinu Asher; 2) Todo el Shuljan
Aruj (los Códigos Legales); Todos los Midrashim; 4) El santo Zohar; 5)
Los escritos del Ari (Rabbi Nachman’s Wisdom # 76; esto aplica unas
20.000 páginas por años).
 ¡¿Y
quién puede imaginar lograrlo en un año?! Sin mencionar que el Rebe
continúa diciendo que la persona debe también tener tiempo para estudiar
la Torá de manera profunda y analítica, recitar los Salmos y las
plegarias adicionales, etc. La mayoría de la gente dirá: “¡imposible!” o
“¡Debe ser una broma!”
 ¡Un
momento! Antes de abandonar sin siquiera haber comenzado veamos qué es
lo que el Rebe Najmán tiene para decirnos. Primero, no hay porque
sentirse abrumado. Obviamente tal programa de estudios está dirigido a
la persona que ya ha recorrido el Talmud, el Shuljan Aruj, el Midrash,
el Zohar, etc y que está familiarizada con sus contenidos. De lo
contrario, llevaría un esfuerzo sobrehumano el solo hecho de recitar
meramente todas esas palabras y ni pensar siquiera en tratar de
comprenderlas. Este programa se aplica también al método recomendado por
el Rebe. Como explica más arriba, él quería que estudiásemos de manera
rápida y ágil, sin confundirnos al intentar concentrarnos en los
detalles complejos y referencias cruzadas.
Aun así usted podría
preguntar por qué el Rebe Najmán estableció una “carga” tan pesada, si
en verdad no podía pensar que alguien, más allá de un erudito, pudiera
llegar a cumplirla. La respuesta es muy simple. Hemos visto que el Rebe
comprendía que nadie (ni siquiera el estudioso más grande y dedicado)
puede servir a Dios como es debido. ¿Y entonces? Tal como el Rebe Najmán
insistió tantas veces, lo más importante es el deseo. Debemos desear
servir a Dios de la manera en que Su gloria lo merece. Esto también se
aplica a la manera en que Lo servimos mediante nuestro estudio de la
Toráh. También aquí debemos apuntar a lo mejor, estudiando toda la Toráh
en el curso de un año. De la misma manera en que el Rebe comprendió que
aunque pudiésemos cumplir con éste programa de estudio de la Toráh, no
estaríamos sirviendo a Dios como se Le debe, así mismo fue consciente
que con el progresivo debilitamiento del deseo de estudiar Torá a lo
largo de las generaciones, la mayoría de nosotros nunca llegaríamos a
alcanzar el objetivo anual por él prescripto. Pero podemos desearlo.
Es importante escuchar también lo que dijo el Rebe luego de enumerar la lista ideal de
estudio: no ponernos ansiosos si nos vemos imposibilitados de completar
todo lo que él sugirió para cada día. “Uno puede ser buen Judío son
estudiar tanto. Aun sin ser un erudito, se puede llegar a ser un Tzadik.
Sólo mediante el conocimiento talmúdico y halájico es posible alcanzar
una perfección profunda, pero hasta el Judío más simple puede ser
correcto y un Tzadik.” Luego el Rebe citó la enseñanza talmúdica (Avot
2:21): “No estás obligado a terminar la tarea (estudiar la Toráh), pero
no puedes excusarte por no hacerla” (Rabbi Nachman’s Wisdom # 76) (Ver
Apéndice A respecto a un programa de estudios posible para principiantes
y niveles intermedios. Ver Apéndice B que incluye las obras del Rebe
Najmán y otras enseñanzas de Breslov.)


Ideas originales sobre la Toráh. Es
posible explayarse sobre la Toráh y tener ideas originales en cualquier
área que se desee. La única contradicción es no generar nuevas leyes
(Rabbi Nachman’s Wisdom # 267).
Dijo también el Rebe Najmán respecto a su propia obra, el Likutey Moharan:
“Pueden torcer mis enseñanzas tanto como lo deseen [con el fin de
llegar a comprenderlas], pero no pueden alejarse ni una frase del
Shuljan Aruj” (Siaj Sarfei Kodesh I-131).
Es una gran cosa
desarrollar ideas propias y originales sobre la Toráh. Primero, ello
demuestra que sus pensamientos están ocupados en la Toráh, como opuesto a
otras cosas que bien pueden ocupar o distraer su mente. Esto le ayudará
a clarificar su mente de toda la información indeseable que ha ido
recogiendo en el pasado. Segundo, es una señal que su estudio de Toráh
ha tenido un efecto sobre usted y que usted desea crecer en la Toráh.
Las ideas originales de Toráh tienen el poder de acrecentar la Divina
Providencia en el mundo. Gracias a las ideas que usted ha originado, la
gente reconocerá más el gobierno de Dios sobre el mundo.
“Pero cuidado”,
previno el Rebe Najmán, “no deben instituir nuevas leyes o una nueva
Toráh que no esté de acuerdo con la Santa Toráh”. Para ello, aconsejó el
Rebe que toda vez que queramos enseñar algunas de nuestras ideas
originales a otra persona, debemos antes y después de transmitirla,
estudiar el Shuljan Aruj. Este estudio de la Ley evitará que nuestras
ideas se extravíen (The Aleph-Bet Book, Jidushin deOraita, A: 7).
Algo más respecto a
las ideas originales sobre la Toráh: Debemos creer que son importantes a
los ojos de Dios y no desistir de pensar nuevas ideas sobre la Toráh
que pueden a ayudarnos a nosotros y a los demás, a llegar más cerca de
Dios.


DE QUIEN
“Moshé
recibió la Toráh del Sinaí y se la transmitió a Joshua; Joshua se la
transmitió a los Ancianos; los Ancianos a los Profetas…” (Avot 1:1).
“Consíguete un maestro” (Avot 1:6).
Una persona no
puede estudiar Toráh con cualquiera. Es posible que tenga que viajar
para llegar a encontrar el lugar adecuado para estudiar Toráh (The
Aleph-Bet Book, Limud A: 92).
Como hemos visto más
arriba (en el Capítulo sobre la Verdad), existen diversas perspectivas
respecto del mundo. Esto afecta todos los aspectos de nuestras vidas y
es válido también respecto al estudio de la Toráh. Debido a esto se han
desarrollado con el tiempo diversos acercamientos al método de estudio:
desde los profundamente analíticos hasta los centrados especialmente en
la halajá, con toda la gama intermedia. Algunos favorecen el iyun
(estudio en profundidad), otros con memorias más fuertes eligen bekiut
(conocimiento más amplio)…etc. Y esto se aplica no sólo a la manera en
que se estudia un determinado tema de la Toráh (las diferencias más
notables se dan en el estudio del Tallmud), sino también a las
diferentes escuelas de pensamiento que se han desarrollado sobre lo que
se debe estudiar en general. Así, incluso dentro del mismo movimiento de
Breslov, están aquellos que ponen énfasis en una buena cuota de Talmud,
mientras que otros favorecen las enseñanzas del Rebe Najmán.
Al comienzo, ésto
puede parecer confuso. Es posible que usted se pregunte cual sea el
método correcto de estudio. Cuando se trata de Toráh: ¿Cuál de los
métodos de estudio es el verdadero? De hecho, esta pregunta no plantea
un problema en sí, pues la respuesta es que cada persona posee una
verdad diferente. Cada persona tiene su propia y particular preferencia.
Lo que debe hacer es encontrar su propio nivel. Encuentre un maestro
que le agrade y permita que lo guíe de acuerdo a su propia verdad. No
hay razones para tener que aceptar las preferencias de otros. Como
dijeron nuestros Sabios: “La persona estudia Toráh desde el lugar que su
corazón desea” (Avoda Zara 19 a). Esto significa que se debe buscar el
camino que más se adapte a uno, pues sólo así podrá dedicarse con todo
su corazón, y sólo entonces su deseo será lo suficientemente fuerte como
para que un día pueda llegar a realizar el “trabajo duro” de Toráh
recomendado por el Rebe.
Esto recuerda la
conocida historia del tesoro escondido bajo el puente de Viena. Así es,
en síntesis, como lo relató el Rebe Najmán:
Cierta vez un Judío
soñó que debajo de cierto puente, en Viena, encontraría un gran tesoro.
Viajó entonces a esa ciudad y se detuvo junto al puente tratando de
pensar que podría hacer. Un policía que pasaba lo notó algo sospechoso y
comenzó a interrogarlo. Pensando que lo mejor sería ser honesto, el
Judío le explico que había soñado que encontraría un tesoro debajo de
ese puente. Y si el policía quería ayudarlo, podría también compartirlo
con él. El policía comenzó a reír y le dijo: “A ustedes los Judíos solo
les interesan los sueños. Yo también tuve un sueño y también vi un
tesoro.” El policía prosiguió describiendo el lugar y resulto que
correspondía con exactitud a la ciudad y a la casa del Judío. “Y allí es
donde, en mi sueño, pude ver el tesoro”, concluyó. El Judío volvió
corriendo a su pueblo, cavó bajo su casa y encontró el tesoro. Fue
entonces cuando comprendió que el tesoro había estado siempre allí, pero
para poder encontrarlo había tenido que viajar hasta Viena.
Y lo mismo es verdad
respecto al servicio de Dios. Cada persona es dueña del tesoro, pero
para poder encontrarlo debe viajar a donde está el Tzadik (Rabbi
Nachman’s Stories #24).
El tesoro se encuentra
dentro de cada individuo y él es su único dueño. Pero el descubrimiento
y el desarrollo de ese tesoro sólo se logra por intermedio del Tzadik.
El Tzadik es como un árbol con muchas ramas. De esas ramas salen otras
ramas más pequeñas de las cuales crecen las hojas. Todas las hojas se
alimentan de la raíz por intermedio del tronco y cada una toma su
alimento por un canal diferente. De manera similar las personas toman su
Toráh por intermedio del Tzadik. El Tzadik verdadero. Pero cada uno de
nosotros tiene su propio camino, separado del de los demás y cada uno
debe utilizar el sendero correcto para recibir, por intermedio del
Tzadik, su alimento, la Toráh. Enseña al respecto el Rebe Najmán: “El
Tzadik guía a la persona hacia su camino (el camino de su
rectificación)” (Likutey Moharan I, 4:8) Y agregó Reb Noson: “Debes
estudiar y recibir la Toráh de tu rabí, de uno calificado, erudito y
recto. De esta manera llegarás a comprender las numerosas alusiones e
ideas que aparecen en tu camino para ayudarte a llegar más cerca de
Dios” (Likutey Halajot, Netilat Iadaim liSeuda 6:56).
Enseña el Rebe Najmán: “Nuestro rabí debe ser un lamdan (un
erudito) y un jasid (un piadoso). Debe ser un erudito pues ‘un
ignorante no puede ser un piadoso’ (Avot 2:6). Pero ser estudioso no es
suficiente, pues es posible ser un erudito y un malvado al mismo tiempo”
(Likutey Moharan I, 31: final).
Advirtió también el
Rebe Najmán respecto a los peligros de ser “muy erudito”. Dijo: la
erudición de una persona puede llevarla hacia alturas espirituales muy
elevadas. Pero, si encuentran dificultades y cae de su nivel [de
devoción], debe recuperar su fuerza interior por medio de sus “puntos
buenos”, sus actos buenos y no de su conocimiento de la Toráh. El
estudio de la Toráh es muy grande, pero recuperar su nivel de rectitud
requiere  fortalecerse con las
buenas obras de uno. Por otro lado, la maldad de una persona puede
llevarla hacia la herejía y más aún si es una persona erudita (Likutey
Moharan I, 30: final).
Más aún, enseña el
Rebe Najmán: Existen ciertos maestros de la Toráh que deben evitarse a
toda costa. No solo se empobrecen ellos mismos con los falsos estudios
sino que extravían también a los demás y los debilitan [y desaniman]
para el estudio entusiasta de la Torá (Likutey Moharan I, 28:1)

 EL PODER DE LA TORA
“Ellos Me dejaron y
olvidaron Mi Torá” (Jeremías 16:11). Si Me hubiesen dejado, pero
hubiesen seguido [estudiando] la Toráh, su luz los habría hecho retornar
con arrepentimiento (Eija Raba, OPesija 2).
Mucho más puede
extraerse de las enseñanzas de las enseñanzas del Rebe Najmán respecto a
la Toráh y al poder y la grandeza de su estudio. Pero no está dentro de
los límites de este manual profundizar cada uno de los temas y
esperamos que el lector, habiendo obtenido una perspectiva general de
las enseñanzas del Rebe, pueda continuar por sí solo. Así, será
suficiente con la presentación de una selección de las enseñanzas que
tratan sobre el tremendo poder de estudio de la Toráh.
La Toráh tiene el
poder de elevar a la persona desde la peor de las impurezas, incluso de
la profanación del Pacto (la inmoralidad sexual). Cierta vez que alguien
cuestionó esto, el Rebe Najmán contestó lo siguiente: “¿De qué te
sorprendes? El Brit (la señal del Pacto), corresponde a Iesod. La Toráh corresponde a Tiferet
(Tzaddik #573). (Iesod, la novena de la Diez Emanaciones (Sefirot),
está ubicada en un nivel inferior a Tiferet, la sexta Sefirá; ver más
adelante: “Las Siete Velas”, donde el Pacto y este concepto se hallan
más ampliamente explicados.)
“Cada palabra de Toráh
estudiada crea un ángel. Este ángel tiene el poder de derrotar y
eliminar la fuerza del Otro Lado” (Likutey Moharan I,20:7).
Nadie transgrede a no
ser que sea dominado por un “espíritu de locura” (Sota 3 a). Los pecados
y daños espirituales que una persona puede haber realizado la vuelven
literalmente loca. Este es el motivo por el cual la mayoría de la gente
sufre de toda clase de desviaciones y creencias.  El remedio para ello es estudiar Toráh de manera intensiva.  La
Toráh está constituida en su totalidad por los Nombres del Santo,
bendito sea y tiene el poder de aplastar la inclinación al mal y
eliminar toda la locura y la demencia que se adhieren a la persona
debido a sus pecados (Advice, Torah Study 4).
En otra parte, el Rebe
dice que la Toráh que uno estudia de manera “obligada” le otorga poder
al Reino de la Santidad y ayuda a la persona a superar su locura
(Likutey Moharan I, 1). Estudiar la Toráh de manera obligada puede
significar varias cosas: 1) pese a las dificultades y los obstáculos:
enfermedad, conflictos económicos o emocionales, etc. 2) cuando no se
desea estudiar y uno se fuerza a ello; 3) con concentración o en voz
alta (Rabí Eliahu Jaim Rosen).
Resulta claro a veces
observar en la gente que son sus creencias personales las responsables
de su excentricidad y de su locura. Pero en general, la gente logra
aferrarse (aunque no totalmente) a una gota de santidad y no pierde por
completo la razón. Y esto es algo sorprendente, pues por lógica y de
acuerdo a la cantidad de pecados que una persona puede haber cometido y
por lo tanto, la cantidad de “locura” que posee dentro de sí, debería
estar completamente loca. Pero, Dios tiene piedad y Le deja a cada
persona la “pequeña fracción” de claridad necesaria como para retornar a
una vida más sana, es decir, a Dios. Y esto puede lograrse a través de
los Tzadikim. Ellos han logrado un alto nivel de sabiduría y
conocimiento y pueden hacer descender esa sabiduría al nivel de cada
persona, ayudándola a curarse (Likutey Halajot, Netilat Iadaim liSeuda
6:37). Más específicamente, esta sabiduría es la Toráh y el consejo que
nos revelan los Tzadikim.
La Toráh que uno
estudia de manera “obligada” tiene el poder de rectificar el habla. La
rectificación del habla trae modestia y plegaria (Likutey Moharan I,
38:4-5).
Estudiar el Talmud
durante la noche puede ayudar a que la persona se sobreponga a las
motivaciones impuras (Likutey Moharan I, 3).
Originar pensamientos nuevos de Toráh es una gran rectificación para todos los pecados (Likutey Moharan II, 105).
Si alguien encuentra
imposible estudiar la Toráh, porque nunca tuvo la posibilidad de
aprender y no sabe cómo hacerlo; o porque no posee libros; o porque está
de viaje, pero su deseo de estudiar y servir a Dios son muy grandes:
esta persona crea con su gran anhelo un libro de Toráh en el Cielo
(Likutey Moharan I, 142).
El Rebe dijo que mucho
deseaba inculcar en la gente la importancia del estudio diario de la
Toráh, de manera que todos estudiasen una cierta cantidad, sin falta,
cada día. Pues el poder de la Toráh es tan grande que hasta la persona
que habitualmente comete los peores pecados puede ser rescatada de la
trampa más profunda (Rabbi Nachman’s Wisdom #19).  


  
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