El País de Elam. La otra cara de Mesopotamia.



Creo
reconocible, a lo largo de éstas páginas, mi opinión sobre los
acontecimientos que derivaron en el amanecer de la cultura
mesopotámica.  Civilización que durante años se ha considerado como el
momento origen de las culturas urbanas en Asia Occidental y que,  como
hemos intentado acercar a los lectores, no deja de ser un presunción,
hoy en día,  harto dudosa.
mapa Irán
Mapa político del actual Irán
Es
preclaro aducir que las  diferentes hipótesis que se plantean en los
campos de la Ciencia, están adscritos a un conocimiento temporal dado y
que éste conocimiento va evolucionando en función de los nuevos
descubrimientos y hallazgos. Éstas nuevas incorporaciones a la
comprensión previa, muchas veces, hacen que nuestra perspectiva
histórica sobre determinados sucesos cambie, si no radicalmente, de una
forma sustancial, siendo un episodio que podría perfectamente adaptarse a
esa secuencia el antiguo dilema del origen de los sumerios.  Como ya ha
quedado demostrado en otras similares circunstancias, caso del origen
de las premisas de la cultura griega
la estanqueidad, hasta cierto punto incomprensible y nebulosa en su
proceder,   a la hora de acometer los estudios de las diferentes
culturas, nos impide tener una visión mas global de su evolución como
continuación, o adaptación, de una mas que probable primigenia fuente.
Como es obvio, y es de general aceptación, nada se sucede por
“generación espontánea”, y mucho menos en lo que concierne a proceso
evolutivo socio-cultural  humano.

Otra suposición, y que marca profundamente nuestras erróneas
composiciones de ideas, es la equivocada premisa de la escasa capacidad
del hombre del sexto-séptimo milenio a.c. para proyectarse cultural y
económicamente por el mundo que le rodeaba y  que queda rebatido, por
ejemplo,  por el tráfico marítimo  del Golfo Pérsico
.  Antigua experiencia naval que tuvo, como una de sus consecuencias, 
la introducción en sus costas de la “Cultura de El-Obeid/Al-Ubaid” en el
VI milenio a.c,
El
término “Elam” deriva de un vocablo generalista acuñado por los
escribas mesopotámicos para definir las tierras altas del suroeste del
actual Irán y sus heterodoxos pobladores. Topónimo que viene a
significar “El País de las Tierras Altas”, o “Minki ” en
cuneiforme sumerio, si bien el nombre, como tal,  parece proceder de la
contracción de la expresión acadia “ala’itum matum”, “Tierras Altas” (E.
Quintana, 1996) o posiblemente de la derivación acadia, “Elamtu”, del
original nombre elamita, “Ha(l)tamti” o “País de Nuestro Serenísimo
Señor” (Vallat, 1996). Desde la visión tradicional, según E. Quintana, y
fechados a partir del V milenio a.c.,  salen a la luz en la zona
oriental y montañosa de Mesopotamia, restos de comunidades que se
sucedieron a un ritmo todavía sin precisar. De ésta fase,  es observable
la sustitución de la cerámica del tipo “halafiense”  por  la de
“hassuna”; una cerámica, ésta última, que se extendería desde la meseta
iraní hasta el Mediterráneo. Las excavaciones realizadas en la ciudad de
Susiana –  actual departamento iraní de Sush, provincia de Khuzestan – y
Tepe Musian, más al norte, prueban la existencia de una cultura
original que aprovechaba para el riego los cursos fluviales que existían
con anterioridad a la desecación acontecida tras la última glaciación, 
por lo que,  y según Crawford (1998),  posiblemente remontaría tales
prácticas al VI milenio a.c.,  al no existir cambio pluviométricos y de
insolación importantes en la meseta iraní desde esa época.
«¡Ruega
a tu dios Dagan, como patrono del país, que quiebre las armas de los
elamitas, (por) si ellos decidieran venir a las orillas del Eufrates! ¿
No podrían ellos diferenciarse, por ejemplo,  como las hormigas que unas
son blancas de un lado del río y negras del otro? Es cierto que se
dice: “Esta ciudad es bensimalita y tal otra es benjamínita”, mas en
referencia, no son sus conflictos como la inundación del río o como las
aguas que rugen impetuosas, ya sean río arriba o  río abajo ?  Pasaje de correspondencia del Archivo Real de Meri.  (Durand 1998: 2: 342-4. texto 641)
diosa elamita negra
Figuración
en ladrillo labrado de una diosa elamita. Ornamentación del Templo del
dios Inshushinak en Shushan. Siglo XX a.c, Museé du Louvre, y donde es
posible apreciar ciertos rasgos étnicos negroides.
En
el texto anterior, una misiva al rey de Mari en referencia a la posible
incursión de los elamitas durante un conflicto entre las tribus
amorreas del reino de Khana/Hana, se nos hace una posible referencia a
su posible origen antropológico. Una suposición que parece tener visos
de realidad es la que los define como de “etnia negroide”, como así lo
atestiguan, por ejemplo, las tumbas vidriadas encontradas en la ciudad
de Susa/Shushan por Dieulafoy, y un bronce del siglo VIII a.c.
procedente de la provincia iraní de Lorestan donde se representa un
torre defendida por personas de ésta raza, entre otras figuraciones.
Basándonos en tal premisa, la procedencia racial de los elamitas, aún
así,  no parece evidente. Ciertos rasgos culturales, caso de la
legitimación real por línea femenina, “País de Kush” egipcio-etíope o el
nombre de algunos soberanos – Dinastías de Shimash, 2100-1970 a.c., e Igehalkida, 1400-1200 a.c. aprox., –
podrían hacernos suponer una impronta africana, si bien ésta última
apreciación sólo nos  podría dirigir a la evidencia que el elamita era
un lengua aglutinante. Una conjetura que podría tener visos de realidad,
y que concordaría con el parentesco entre el idioma elamita y el
dravídico (MacAlpin, 1975), es relacionar a los habitantes de Elam con
los “Sudras” – Los “Sudras” o la “raza sudroide” hace referencia a
la población aborigen de la India y Pakistán, y que hablaron una lengua
dravídica, con anterioridad a las invasiones arias de pastores nómadas
alrededor del año 3500 a.c. (Cavalli-Sforza, 2009) –
y cuyos rasgos – pelo negro, narices aplastadas y labios gruesos –
concordarían con la etnia de determinadas poblaciones actuales del
Huzistán,  la antigua región de Sushan, así como las descripciones
raciales presentadas por Contenau (1927) y Dieulafoy.
Dicho
esto, y  ya dentro tal vez del capitulo anecdótico, es de resaltar que
los sumerios, otra lengua aglutinante, se denominaban a ellos mismo como
los “cabezas negras” o  “sag.gig.ga”.
En posible relación con lo anterior,  en una inscripción en lengua
sumeria, el vocablo “Eannatum” designa al País de Elam con un epíteto, 
que no ha podido aún debidamente descifrado, y que bien podría
traducirse como la “Montaña de los Negros”, o “hur-sag-u6-ga”, o “hur.sag.gig.ga
en silábico sumerio.  Aunque ésta última suposición,  es posible que y
según E. Quintana, se trate de un juego de palabras en relación a un
“Elam abatido por las Armas” como “Elam, la Montaña de los Muertos”. 
Añade  E. Quintana, en apostilla, que el “Enuma Eliš” amorrita hace
también referencia a unos “héroes muertos” tras la batalla entre los
dioses de su relato y a los que denomina como “ur-sag-ug7-ga” o ” dug7-ga”
(J.J. Van Dijk, 1983). Mas, y desde mi punto de vista, los reflejado en
en estos textos,  no hace sino refrendar lo anterior, si lo tomamos 
como signo de sustitución de las viejas dinastías sumerias por las 
semitas, al vincular a las primeras con los antiguos dioses ctónicos
derrotados.
Resulta
verosímil, según Cavalli-Sforza (2009), pensar por tanto que las
lenguas dravídicas se hablarían desde la frontera occidental del actual
Irán hasta la India, donde fueron llevadas por  agricultores neolíticos
en el VII milenio a.c. y cuya extensión cultural se vio modificada por
las incursiones arias hacia el año 3500 a.c. Tales incursiones
recluirían progresivamente al dravídico  al sureste de la península
hindú y a poblaciones del Beluchistán (Pakistán), entre otras.  Unas
incursiones arias que posiblemente se vieron favorecidas por las grandes
devastaciones acontecidas en la cuenca del Indo-Ganges, como
consecuencia de unos cambios climáticos que en la región asiática se
datan sobre el año  3900 a.c. (D. Fuller, 2012) y  que tuvieron como
protagonistas humanos a la “Civilización del Indo”. El “País de
Meluhha”, según su denominación sumeria, fueron unas civilizaciones
urbanas que se estima surgieron hacia el V milenio a.c en las cuencas de
los dos grandes ríos occidentales del sub-continente indio.  Se conoce
también que hacia el IV milenio a.c., numerosos asentamientos de la
región fueron abandonados, coincidiendo con el inicio de un proceso
migratorio hacia el Este que está constatado por el incremento y
densidad de los nuevos asentamientos humanos aparecidos en las zonas
orientales colindantes, como así pudiera atestiguarlo también el
“Mahābhārata” hindú. Según éste texto épico-mitológico escrito en el
siglo III a.c., la dinastía Pāndya de Madurai, Fishery Coast,  una
dinastía que mantenía todavía el titulo de “Mināvan”, “Devoto del Pez”
en dravídico,  en el siglo I a.c. ,  procedía del norte de la India.
Según J. Quintana Vives (1942), éste título nobiliario correspondería a
uno de los tres que poseían los reyes-sacerdotes de Mīnāḍ/Mohenjo-Daro  – 
A esto habría que añadir que el “lañchana”, o estandarte,  de los reyes
de los Paravas de Fishery Coast, consistente en dos peces de forma
similar que los   de la ciudad de Mīnāḍ y como tal aparecen en templos
y  antiguas monedas del sur de la India -, 
rey-sacerdote que también eran la forma primitiva de gobierno elamita y sumerio. 
«
Enmerkar, el hijo de Utu, me ha dado una tablilla de arcilla, ¡Oh,
señor de Aratta, después que tu hayas examinado la tablilla de arcilla,
después que tu hayas aprendido el contenido del mensaje,  dicho lo que
vayas a decirme y anunciado ese mensaje en el santuario E-anna, como una
buena noticia, a sus herederos (sacerdotes..) , los de barba
resplandeciente!;  Aquel que su “Brillante Vaca” (Inanna..) dio a luz en
las “Montañas de los Brillantes Me (esencia sagrada..)”,  que se crió
en el suelo de Aratta, que se le concedió el chupar (adquirir
conocimientos..) de la ubre de la “Buena Vaca” y  que fue adecuado para
el cargo en Kulaba, la “Montaña del  Gran Me”.   A Enmerkar, el hijo de
Utu, voy a repetírselo en su giparû (aposentos privados y sagrados..) y
el fructificará como un floreciente árbol-meš. A mi rey, el “Señor de
Kulaba” ». Pasaje del texto en sumerio de “Enmerkar y el Señor
de Aratta”,  líneas 524 a 535 (Transliteración ETCSL. Oriental
Institute, Oxford)
Éste
texto, según S. Kramer (1978), corresponde a la presentación de una
escritura propia y genuina sumeria al señor elamita de Aratta como signo
de favor de la diosa Inanna hacia Uruk. La escritura elamita es otra de
las incógnitas de éste conglomerado de pueblos. Se conoce la existencia
de un sistema contable contemporáneo con el cuneiforme del periodo de
Uruk IV, 3300-3100 a.c. y que viene a denominarse “proto-elamita”,
aunque tiene fundamentados visos de no tener ninguna relación con el
idioma elamita. Llegados hasta punto, habría que distinguir entre los
que se entiende por una escritura, en su concepto tradicional,  y un
sistema contable: Al igual que ocurre en la actualidad, los signos
matemáticos y el alfabeto éstos pueden ser coincidentes o no, pero,  de
forma independiente, tienen un significado diferente. Parece evidente,
según Önhan Tunca (2004) yD. Schmandt-Bessera , que la escritura deriva
de unos sistemas lógicos de cálculo que se remontan a los finales del
periodo neolítico pre-cerámico A, año, 8500 a.c. aprox., y cuya
utilización se extendería hasta el IV milenio a.c. en la Baja
Mesopotamia y en los Montes Zagros. Esto no fue óbice para que
apareciera una escritura pictográfica paralela, Tepe Sialk, que fue
desechada y sustituida por una de tipo cuneiforme que se venía
utilizando en Elam desde época muy antigua. . Existe también una tercera
escritura que la mayoría de los autores, basándose en la similitud de
algunos signos, la consideran un estadio avanzado del “proto-elamita”,
denominándola por ello “escritura lineal elamita”, la cual fue 
exclusivamente utilizada en el reinado de Kutik-Inshushinak,  siglo
XXIII- XXII a.c., único soberano que llegó a emplearla.Escritura 
silábica y lineal que estaba compuesta por entre 65 y 70 signos y que
llegó a utilizarse profusamente – se tiene conocimiento de su utilización desde Tepe Yahya hasta Tepe Malyan -, si
bien, como anota E. Quintana, no es el idioma elamita, aunque pudo
estar emparentado con él,  al tratarse de una lengua que ya se escribía
en cuneiforme desde la época del imperio de Akkad, III milenio a.c., 
Konar Sandal
Ziqqurat,
o templo escalonado, y ciudadela de Konar Sandal, provincia de Jiroft
(Irán). III milenio a.c. Posiblemente la antigua ciudad de Aratta o bien
de Marhasi.
La
que puede considerarse realmente como lengua elamita , tenía un
carácter verdaderamente singular. El empleo de ideogramas,  signos que
expresan ideas en vez de sonidos,  o logogramas,  signos que representan
palabras, constituían un sistema escrito de gran agilidad. Una
peculiaridad de ésta escritura era la de admitir los nombres de
ciudades, países y palabras extranjeras colocándolos tras determinados
ideogramas-logogramas identificativos. Igualmente, su polifonía,
distintos valores silábicos para un mismo signo, estaba
extraordinariamente restringida, de tal modo que el elamita funcionaba,
en la práctica, casi como un sistema  silábico, por lo que era mucho más
manejable que el engorroso cuneiforme sumerio-acadio. Dicho esto,
parece evidente que el elamita no era una copia de la escritura sumeria,
sino que posiblemente se trate del hecho contrario. Un hecho que puede
ser  incluso soportado sobre el  anterior relato de “Enmerkar y el Señor
de Aratta”. y en la general épica sumeria, donde se nos refiere las
“tiranteces” económico-religiosas entre los reyes-sacerdotes de Uruk y
Aratta, y donde parece que la “oficialidad” del templo de Inanna se
encuentra en Aratta. Otro apunte importante sobre el texto es que parece
que el soberano de Uruk adquirió su formación en la ciudad elamita y
que el auge mesopotámico parece inclinar la balanza político-religiosa
hacia Uruk/Unug, como así puede interpretarse  de la exigencia de
trasladar el “giparû” de la diosa desde Aratta al templo de E-a2na,
una exigencia además incluiría mano de obra especializada. Es de notar
que, según Y. Madjidzadeh, 2004,   los yacimientos arqueológicos de la
Edad de Bronce, IV milenio a.c.,  encontrados en Konar Sandal, provincia
iraní de Jiroft,  podrían tratarse de los restos de la ciudad de Aratta – si bien ésta afirmación es controvertida. D.T. Potts sugiere que podrían tratarse del reino elamita de Marhaši –
y que tales excavaciones nos direccionan hacia la existencia de un
templo escalonado de mayores proporciones que el E-anna uruquita
lo que podría hacer suponer si no una posición superior de la ciudad
elamita, si una paralela. Independientemente de una solución u otra,  lo
que resulta evidente es que estamos ante uno de los mayores ziqqurat
construidos en Asía,  en un reino que, tal vez, fuera un nudo de
comunicaciones terrestre entre Shushan, Mesopotamia y Meluhha.
«
Desde Marhaši, más allá del Paso de Baza,  hasta los confines de la
ruta del País de Meluhha […] Desde los Bosques de los Cedros hasta
Ānshān (actual provincia iraní de Fars..),  el País de Shubartu […] 120
beru, distancia desde la desembocadura del Eufrates hasta los límites
del País de Meluhha (y)  Magan ( actual emirato de Omán..),  que Sargón,
(fue) Rey del Universo  cuando conquistó los países tan lejos como se
extiende el Cielo…» Extracto de “La Geografía de Sargón”. Texto
neo-asirio, Siglo X a VII a.c. , sobre posible copia de un texto
amorrito-babilónico, siglo XXIII-XII a.c. Biblioteca de Asurbanipal.
No
cabe duda que la importancia de un “Gran Elam” que se extendería
durante el III y primera mitad del II milenio a.c. por la meseta iraní, 
fue decayendo con el paso de los siglos. A partir de la segunda mitad
del II milenio a.c., Elam fue retrocediendo a  Susiana/Shushan y a la
región de Anshan  – 
Textos cuneiformes relatan que Manishtushu, el hijo de Sargón de Akkad,
destruyó Awan/An Shan, la antigua capital elamita y se invistió como
“Rey de Magan” entre el año 2274-2260 a.c. Lo que supondría que el
imperio elamita se extendió por el Golfo Pérsico y el Indico, como
mínimo hasta esas fechas -, 
hasta quedar reducido a
exclusivamente aquélla en el I milenio a.c. . Si bien es de recibo decir
que durante mucho tiempo fue el eslabón de enlace entre los antiguos
pueblos del Irán y los centros y poblaciones del Asia anterior, así como
tampoco no se debe obviar que los bajos valles de Kakheh y de Karun, 
parte del territorio elamita, no son más que la prolongación oriental de
la llanura mesopotámica. A ésta circunstancia,  habría que unir los
globales sucesos acontecidos en el lapso temporal que transcurre entre
la Edad del Bronce I y II,  y que suponen un periodo de general
conflictividad político-social – se vive en Mesopotamia el derrumbe de la III dinastía de Ur,  a finales del III milenio a.c. – 
Así,  durante el cambio de milenio se produce  la caída de la “Cultura
de Harappa”  y a la que se une, en un contexto de decadencia,  la
radical inversión de la “Cultura de Umm-Nar” en la “Cultura de Wadi-Suq”
en el País de Magan. En Bahrein, el antiguo “País de Dilmun”,  un
territorio  independiente a finales del III milenio a.c.,  experimenta
un incremento de población y de urbanismo  en un contexto cultural
conocido como la  “Barban” (Edens, 1992-94) y al que se une la
preponderancia, en torno al año 2200-2100 a.c. aprox.,  de la “Cultura
Bactro-Margiana”. Una cultura, la Bactro-Margiana,  que se extenderá por
la meseta iraní (Hiebert y Lambert, 1992) y que coincidirá con el 
definitivo decaimiento de las culturas urbanas del Valle del Indo.
Probablemente esta serie de  acontecimientos migratorios y culturales
sean como consecuencia de los cambios climáticos que se produjeron en
torno al 2200 a.c. y cuyo punto de inflexión sería un incremento de la 
temperatura media que derivaría en un estadio de sequías en las
diferentes regiones del Golfo Pérsico.
Referencias:
“Historia de Elam, el vecino mesopotámico”, E. Quintana Cifuentes, (1997) .


“Shell Middens,
Ships and Seeds: Exploring Coastal Subsistence, Maritime Trade and the
Dispersal of Domesticates in and Around the Ancient Arabian Peninsula” 
Nicole Boivin & Dorian Q. Fuller (2009)



“The archaeology of Elam: formation and transformation of an ancient Iranian state” D.T.Potts (1999)


“El gobierno teocrático de Mohenjo-Daro”  J. Quintana Vives (194_)


Textos:




 “Nomadism through de Ages” in A Companion to the Ancient Near East”  J. Silva Castillo (2005)


etcsl.orinst.ox.ac.uk


imágenes:


sarabe3.tripod.com


http://www.archaeology.org














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  3. Puff, me ha gustado leerlo bastante,
    pero hay una gran cantidad de hipótesis que pueden no ser ciertas en
    todo el artículo. Así que he quedado con más dudas que antes de leerlo.
    Hace pensar y si ese es el propósito está muy bien…








    • Generalmente, cuando me planteo las
      entradas, la idea de hacer pensar sobre el tema, prima. De todas formas,
      si existen dudas sobre las hipótesis o conjeturas presentadas no dudes
      en exponerlas. No tengo inconveniente en defenderlas mas extensivamente,
      porque entiendo que su desarrollo no es el adecuado, debido a la
      parca, por cuestiones obvias, extensión de la presentación.


      Saludos,








  4. estoy de acuerdo con Lampuzo, tanto mas que hace tiempo caí en la misma cuenta.

    Debemos agradecer a los negros la invención de la escritura.




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