viernes, 13 de mayo de 2016

“La historia de los Carasso nos descubre la heroica epopeya de los sefardíes”

“La historia de los Carasso nos descubre la heroica epopeya de los sefardíes”






















“La historia de los Carasso nos descubre la heroica epopeya de los sefardíes”












Manuel Mira Candel, autor de “El olivo que no ardió en Salónica”




por ALFREDO FERNÁNDEZ



El periodista y escritor
alicantino Manuel Mira Candel, Premio Azorín en 2004 con la obra “El
secreto de Orcelis” y recién finalista del Premio Internacional
Independiente Dino Buzzati con la novela “El Olivo que no ardió en
Salónica” nos desvela los entresijos de la historia épica de los
Carasso, la saga de los sefardíes españoles que sobrevivió a seis
guerras (1904-1947) y construyó el imperio Danone. El expresidente de la
APA reflexiona también en esta entrevista sobre la supuesta línea de
fuego entre periodismo y literatura y las condiciones naturales para
ejercer estos oficios.

Manuel Mira Candel, autor de "El olivo que no ardió en Salónica". Foto: SONIA MARCO.“El
olivo que no ardió en Salónica” es una historia sobre el miedo en las
vísceras del hombre pero también de una familia de supervivientes. “A
los Carasso, como el olivo indemne ante el pavoroso incendio que asoló
Salónica (la “Jerusalén Sefardí”) en 1917, les ha dotado la vida de la
extraña inmunidad que poseen quienes más temen, quienes más sufren”, así
lo describre Mira Candel en esta sugerente novela histórica. Esta obra
se suma a las ya anteriores “El secreto de Orcelis”, “Ella era
Islandia”, “Madre tierra”, “El apeadero”, “Crónica de una transición”,
“Juan Roig, el emprendedor visionario” y “Las zapatillas vietnamitas”.



¿Cómo surge la idea de esta novela editada por “La esfera de los libros” sobre la historia épica de los Carasso?
—Es un libro del que se ha
dicho que es necesario e imprescindible. Es necesario porque los
españoles conocemos muy poco de los judíos sefardíes y es imprescindible
porque si queremos saber algo de ese mundo tan lejano y, al mismo
tiempo, tan próximo, este libro te abre todas las puertas al
conocimiento de esa cultura. Además de eso, el libro te descubre no solo
el origen de una saga de judíos sefardíes extraordinarios que es la
familia Carasso, sino también la españolidad de una empresa, que siempre
pasó por francesa y que cambió los hábitos alimenticios del mundo como
es Danone.



—Vayamos a los orígenes para situar a los lectores en la historia.
La
novela se documenta en la primera mitad del siglo XX. Arranca en 1904 y
se desarrolla hasta 1947. En ese periodo de tiempo se producen seis
guerras. La italoturca, de 1910, la primera contienda moderna de la
historia, en la que por primera vez se utilizan los aviones con
ametralladoras (antes realizaban únicamente funciones de cartografía y
fotografía) y el lanzamiento de bombas por parte de los italianos; dos
guerra balcánicas terriblemente crueles; la Primera Guerra Mundial, de
1914; la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial.



La novela nos desvela el origen de DANONE, una empresa que cambió los hábitos alimentarios del mundo.—Sin lugar a dudas uno de los periodos más convulsos de Europa y de España en particular...
—Evidentemente, porque además
de todo esto está la revolución de los Jóvenes Turcos, de 1912, y la
Dictadura de Primo de Rivera. Precisamente, cuando la familia Carasso,
que viene huyendo de la Primera Guerra Mundial, a la que le ha cogido en
el camino, llega a Barcelona y se instala en el barrio del Raval, se
encuentra con una Barcelona que está agitadisima por los conflictos
sociales. Es la época del Somatén, de Martínez Anido y la “ley de
fugas”, de la huelga de la Canadiense. Encima, se encuentran, por si
fuera poco, con la mortífera gripe española, que la tienen que sufrir en
su propia carne. Son unos supervivientes de mucho cuidado. Todo esto se
recoge en la novela no como algo aleatorio sino como algo muy
sustancial. El escenario de las guerras bélicas resulta vital para
entender la novela.



EL AVISPERO EUROPEO
—Nos encontramos ante el éxodo de una familia sefardí...
—Ellos son oriundos de
Salónica, bajo dominio turco y vienen huyendo porque han sufrido en sus
carnes las guerras balcánicas. Llega un momento en el que el propio
Isaac Carasso, el patriarca de la saga y principal protagonista de la
novela, corre el riesgo de ser alistado en el ejército turco. También
tienen mucho miedo de que tanto griegos como búlgaros, que son los que
ganan esas guerras, cuando conquisten Salónica, les vayan a privar de
sus prebendas, de sus condiciones especiales de vida, ya que hasta
entonces el Gobierno turco ha considerado muy bien a los judíos. En
Salónica la mitad de la población es judía. De 160.000 habitantes que
tiene la ciudad, 80.000 son sefardíes. Isaac tiene mucho miedo y decide
coger a su familia y huir de allí y salir de ese avispero.



—¿Por qué orientan su marcha hacia Barcelona?


—Tras recorrer el centro de
Europa recalan en Lausana, en Suiza, y en este lugar les sorprende la
Primera Guerra Mundial, pero ellos quieren regresar a España, a su
querida y añorada Sefarad tras la expulsión de 1492. Siguen el camino
elegido y se instalan en 1919 en Barcelona en su permanente huida de las
guerras.



—¿Qué
lleva al patriarca de la familia Carasso a montar la empresa de yogures
que con el tiempo se hará mundialmente famosa como Danone?
—Isaac Carasso es un hombre
extraordinario, curioso y medio científico. En algún contexto social
pasa incluso por ser médico. Es un diletante en el sentido más estricto
del término. Es un hombre con todos los sentidos abiertos al mundo.
Sigue muy de cerca todos los descubrimientos científicos en el Instituto
Pasteur de París. Él ha conocido la existencia del yogur a través de
pastores búlgaros, que hacen un producto de propiedades medicinales.
Viaja incluso a las lejanas tierras de Bulgaria para entender y aprender
la forma en la que estos pastores búlgaros fabrican el yogur, el
“jaurt” en su denominación originaria. Para Carasso es un producto
medicinal que cura las enfermedades del estómago. Y coincide todo esto
con el descubrimiento del lactobacilus bulgáricus (bacilo búlgaro), que
recibe el espaldarazo de un premio Nobel de Medicina, Elya Metchnikoff,
que es también judío, que ratifica este descubrimiento y asegura que
tiene propiedades médicas. A partir de ese momento, Isaac Carasso monta
su laboratorio en Barcelona en la tercera planta de una casa en el
Carrer dels Ángels y empieza a fabricar.



—¿Contó con alguna ayuda para emprender el negocio?
Recibe
la ayuda de un sabio español muy poco conocido: Jaume Ferrán, al que se
considera ahora el Pasteur español. Además, el Colegio de Médicos de
Barcelona le respalda. El patriarca distribuye el yogur en farmacias,
ayudándose de los carteros y de los tranvías. Así es como él comienza
esta epopeya.



Manuel Mira Candel firma un ejemplar de su obra. Foto: SONIA MARCO.—¿Existen otras publicaciones sobre esta saga?
—Hay muy poco escrito,
prácticamente nada sobre esta familia. Mi hijo Alejandro estuvo un día
hablando con un grupo de altos ejecutivos de la empresa Danone y se
enteró de esta historia extraordinaria. Entonces comencé a averiguar e
investigar y lo que, en un principio, podría trasladarse a un folio se
convirtió en tres o cuatro. A partir de ese momento empecé a ilustrarme y
meterme en el tiempo. A esta labor he dedicado dos años y medio de
trabajo. He leído muchisimo, he conocido a personas extraordinarias que
me han ayudado, tanto de la familia como cercanas a ese entorno. He
viajado por esos lugares y he visitado Salónica, Estambul y el sur de
Francia. He estado muchas veces en Barcelona. He ido igualmente a Pau,
porque el protagonismo tuvo una casa alquilada en esa ciudad del sur de
Francia tras huir de la Guerra Civil Española y desde donde podía ver la
cordillera prirenaica. He estado igualmente en Bayona.



CAMPO DE INTERNAMIENTO
—¿Qué significado tiene Pau en la vida de Isaac Carasso?
—Tiene unas vivencias muy
especiales respecto a su patria Sefarad, que está en esos momentos
desangrándose, y pretende ayudar a los refugiados españoles que huyen de
la Guerra Civil. Además, descubre el campo de internamiento de Gurs,
que los franceses construyen para auxiliar a los refugiados y que es una
auténtica vergüenza desde le punto de vista moral. Carasso contempla
aquello y se queda horrorizado porque es un campo de concentración de
los exiliados. He seguido los pasos de este hombre porque no hay casi
nada escrito. No he reinventado el personaje, sino que lo he sacado del
ostracismo del silencio en el que se encontraba. He redescubierto un
personaje extraordinario que la sociedad española tendría que conocer.



—¿Porque acaba la historia en 1947?
—Porque a mí lo que me
interesa es la historia de los personajes y no la historia de la
empresa. Porque en 1947 la empresa comienza a funcionar en las líneas de
modernidad que hoy conocemos. Yo me he centrado en el origen de una
familia y del producto que una persona le puso el nombre Danone en
memoria de su hijo Daniel, al que en su casa le llamaban con el cariñoso
apelativo catalán de Danón y de ahí Danone. En el libro hay hasta
descripciones de batallas o del asesinato del archiduque de Austria que
dio lugar a la Primera Guerra Mundial. Pero no sólo eso, sino la
configuración del ejército búlgaro, la toma de Salónica por las tropas
griegas o el asesinato del rey Jorge. Todos estos hechos se describen
minuciosamente en el libro de 740 páginas. No solamente me he detenido
en contar la vida de los personajes, sino también el contexto histórico
en el que viven.



EL SANTO GRIAL DE HIMLER
He recurrido a conocimientos reales para interpretarlos y proyectarlos históricamente.—¿Ante qué género de novela nos encontramos?
—Yo la defino como una novela
histórica de ficción no inventada. He recurrido a conocimientos reales
para interpretarlos y proyectarlos históricamente. Hay quien ha dicho
que en esta novela lo real parece a veces ficción y lo que es ficción
parece real, de manera que uno no sabe cuando termina la ficción y
aparece la realidad, o cuando termina la historia y aparece la ficción.
Yo he novelado sobre bases históricas reales. Siempre pongo el ejemplo
del año en que Daniel Carasso va a Barcelona antes de huir a los Estados
Unidos porque le están persiguiendo los nazis en Francia y viene a
hablar con su amigo Luis Portabella, el hombre que va a llevar la
empresa Danone en España. 



¿El encuentro casual de Isaac con Himler en el Ritz es real o inventado?
—En esa estancia de 48 horas
en España, Portabella, que es un abogado de la alta burguesía catalana,
le lleva a cenar al Ritz y en el hotel se encuentra casualmente con
Heinrich Himler, el jefe de las SS, que está cenando en el mismo
comedor. Allí se dan cuenta de que a escasos metros está el jefe nazi
rodeado de mandos falangistas. ¿Esto es falso o es real? El hecho
histórico es absolutamente real. Un veintitantos de octubre de 1940
Henrich Himler se ha entrevistado con Franco en Madrid para preparar el
encuentro de Franco y Hitler en Hendaya. Himler viaja de Madrid a
Barcelona porque está obsesionado con el Santo Grial y va a Monserrat
para ver si está allí. No lo encuentra y se hospeda en el hotel Ritz y
en una noche cenando se encuentra con un hombre al que persigue pero el
jefe de las SS no lo sabe. Esto está novelado pero es cierto. Pero la
pregunta es ¿qué importa si el hecho es o no real? Esta es la diferencia
entre ficción y realidad.



—¿Cómo está estructurado el libro?


—La estructura del libro
tiene dos planos, como en las películas. Uno es el plano general, donde
se cuenta esta historia (de 1904 a 1947), y otro plano anímico, de
conciencia, personalizado por Daniel Carasso en su lecho de muerte en
2009 en su casa de Nevilly-sur-Seine, cerca de París, pocas horas antes
de morir. Entonces, este hombre, al mismo tiempo que transcurre la
acción general, a la edad de 104 años, está recordando cosas que ya no
tienen nada que ver con la historia general sino con sus propias
vivencias. Ese plano corto es espiritual, son capitulitos que se
diferencian del resto en que están titulados. Eso es lo que Daniel en su
cama está recordando y que tiene relación con el plano general. El
narrador es omnisciente, está escrita en tercera persona, pero de vez en
cuando los pensamientos, las ideas o el sentimiento que aparecen en ese
plano corto le dan un sentido más especial a la narración, que se hace
más íntima, más personal y más emocionante.



—¿Por qué su paso del periodismo a la literatura?
—En 2003 tuve una operación
muy grave que cambió mi vida. Los médicos me dijeron que me olvidara del
periodismo y que llevara una vida más tranquila. Aproveché ese momento
que me dijeron los médicos para dedicarme a la literatura. Yo empecé a
trabajar a los 19 años porque quería escribir y pensaba que el mejor
camino para escribir era el periódico. Estaba estudiando Derecho en
Madrid y abandoné los estudios para hacer periodismo. Mi opinión
personal es que para escribir un libro te tienes que olvidar del
periodismo porque la obra no se puede concebir estando trabajando en un
periódico todos los días. El planteamiento, el intento de profundización
en la historia o la búsqueda íntima de los personajes no lo puedes
hacer teniendo la cabeza en otro sitio, en el día a dia del periodista.
Es mi opinión y lo digo con todo el respeto hacia quien lo intenta.



El periodista es un hombre de estado de ánimo, en permanente alerta ante el mundo y con una curiosidad innata.—¿Qué hace diferente al periodismo de las demás profesiones?
—De la misma manera, creo que
nunca hubiera logrado lo que he hecho -nueve libros- sin ser
periodista, porque el periodista es un hombre de estado de ánimo, en
permanente alerta ante el mundo, con una curiosidad innata y un sentido
de la vida que lo hace diferente a las demás profesiones del mundo. Esa
fuerza del periodismo es la que me indujo a mí a investigar y a buscar. A
veces, cuando escribo me olvido de ser periodista y otras veces no lo
puedo olvidar. La investigación que he tenido que hacer en esta novela
ha sido tremenda y eso no lo puede hacer otra persona cualquiera si,
acaso, un historiador. La actitud ante lo curioso o lo inédito es propia
del periodista. Lo que ocurre después es que hay que darle tiempo al
escritor, que necesita pausa, reflexión, que es lo que el periodista no
puede tener por falta de tiempo. Al mismo tiempo, digo no hubiera sido
periodista de no haber querido ser escritor. Ese interés por el detalle,
por la minuciosidad, por lo curioso o lo anecdótico: eso es periodismo.



—¿Para cuándo su próxima obra?
Está ya en manos de la editorial pero no puedo adelantar nada más.   






























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